En busca del éxito, no de la excelencia
Hace unos 15 años, mientras hacía mi doctorado, había una red de colombianos en el exterior que nos comunicábamos por Internet y que compartíamos las angustias de quienes ven al país desde afuera, tan descuadernado a ratos, tan contradictorio y tan lleno a la vez de posibilidades y de talanqueras. En esa época hubo un gran debate en línea acerca del regreso a Colombia de la diáspora de científicos y académicos colombianos y de las razones para volver o no volver. Uno de los principales argumentos para que nuestro mejor talento, que con esfuerzo el país prepara hasta terminar su pregrado y a veces un posgrado y que luego, en su etapa productiva termina rindiendo el fruto de ese esfuerzo a países del primer mundo, era el nivel salarial. Se hacían las cuentas y un profesor universitario por la época podría ganar unos 15.000 dólares al año, comparado con salarios de 50.000 a 100.000 que podían ganar vinculados a empresas o universidades de europeas o norteamericanas. En ese...