Construido al andar.

Escribo en contra de lo que ya muchos en Colombia hemos experimentado; los días sin carro. Y escribo en contra no porque me mate de ganas de conducir, creo que quienes me conocen me criticarían tener auto porque es costoso y lo uso relativamente poco y, con frecuencia, prefiero dejarlo en el parqueadero y tomar un bus o el metro. Así que no es manía por conducir. Pero sí creo que la facilidad con la que los alcaldes toman las decisiones de día sin carro solo muestra la superficialidad con la que toman estas medidas, la falta de profundidad y populismo que implican, aparte de la real y profunda pereza que les da estudiar los problemas ambientales y de movilidad, así como las soluciones a los mismos. Es más fácil tomar decisiones que figuran en la prensa y los hacen lucir como muy verdes sin que en el fondo sean nada. Verdes no son, eso por seguro. El aporte más fuerte al ambiente sería eliminar los atascos de tráfico. Si la jornada del punto A al punto B no tuviera paradas, fuera en u

Me produce no poca dosis de confusión e inquietud lo que he venido viendo en fotos de aficionados al fútbol en los estadios de Colombia... tribunas completas con la mano derecha levantada mientras cantan el himno o algún otro cántico a sus equipos. Lo que más preocupa es que nadie parece darse cuenta de que se trata del saludo obligatorio de los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial. He visto fotos de hinchas del Nacional y de Millonarios en más o menos la misma posición y actitud en los dos últimos meses y no he leído ni una sola columna o comentario sobre el tema. El saludo nazi en Alemania y luego en otros países invadidos por Alemania, como Austria, se intentó hacer ver como una especie de herencia de los romanos. Por lo que he leído, no lo es. Surgió como un invento que prontamente se asoció con cierto militarismo y cierta ansiedad por ver vivir imperios y el totalitarismo (de ahí quizá la asociación con Roma), aunque Roma no fue siempre un imperio. Parece que en Itali