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Showing posts from January, 2014

Las cosas que extraño

Extraño la tranquilidad de llegar cada tarde a mi casa, sabiendo que esa será una noche tranquila y apacible. Las perturbaciones en la noche eran la luna, las recién redescubiertas estrellas, planetas y constelaciones, las luces de la ciudad en la distancia; los desnudos de la chica de al frente en medio de las luces de la ciudad y de la calle, las conversaciones con dos personas que hubiera dado mucho por haber podido convertir en mis amigas. Extraño el frío, que empezaba a las nueve de la noche, la puerta de mi casa que abria casi mágicamente, sin llaves; el calor de las cobijas que la noche y el frío volvían útiles, los pájaros que no conocía y aprendí a conocer, unos raros, otros comunes; sus cantos desproporcionados en las madrugadas. Extraño verlos y escucharlos, la búsqueda afanosa de una cámara para registrarlos y la alegría de encontrarlos en medio del follaje y luego en medio de las hojas de las guías de aves para tener un nombre que ponerles; la felicidad de los atardeceres

Tragedia VIP

Nuestro enfermizo sistema de convivencia: el balance de cultura y tradiciones, normas y leyes, gobierno e ilegalidad, todo ese mar de cosas que conforman un país, es enfermizo porque está basado en la premisa de que no todos somos iguales. Hay unos más iguales que otros y hay otros mucho mejores que otros. El propósito de la fundación como país, en el fondo, no es el de la revolución francesa: la igualdad de todos; contrario a lo que escuchamos en la escuela: que los derechos del hombre eran el fundamento del alzamiento contra España. En la realidad, sospecho que los hijos de españoles querían el control, el poder y el dinero para ellos y cuando triunfaron se dedicaron a mantener las ventajas que tenían; lo que querían era que los españoles no fueran más iguales pero, al mismo tiempo, que los negros o indígenas tampoco fueran tan iguales. En nuestra tradición cultural, llamarnos unos a otros "igualao" es una muestra de que el otro se está tomando atribuciones e invadiendo la

Carta en El Espectador

Salió también en El Espectador, http://www.elespectador.com/cartas-de-nuestros-lectores/space-columna-470096 Space Por: Cartas de los lectores Para las familias del Edificio Space ha sido un alivio el informe técnico y la recomendación de demolición total que se ha impartido. Lo que sí sorprende es la dimensión de los fallos de ingeniería allí presentados; literalmente, vivíamos en el aire cuando creíamos estar construyendo en la tierra. Eso nos lleva a plantear al país varios puntos. Uno, la razón de ser de los seguros que estamos obligados a comprar y en la práctica no sirven para nada; dos, la necesidad de revisar las obras antes de comprar y de cambios en la legislación sobre la construcción en Colombia; tres, la falta de mecanismos para proteger a los compradores de forma efectiva y real, y cuatro, el grave estado de la formación en pregrados de ingeniería. Esto último es especialmente crítico. Les pedimos en numerosas oportunidades a ingenieros que nos asegurara

WWI, ley contra borrachos al volante, elecciones 2014 y pruebas PISA.

Notas varias. I. Este año se cumplen 100 años del inicio de la primera guerra mundial. Es quizá una de las catástrofes humanas más grandes por tamaño y resultados y por lo inhumano de las circunstancias. No había penicilina y por ende las muertes por infecciones resultado de heridas de cualquier tipo eran masivas, las amputaciones eran la mejor opción, y muchas cosas que hoy damos por sentadas no existían. La Convención de Ginebra, las declaraciones sobre derechos humanos, nada de eso existía. Como resultado, se usaron gases tóxicos y guerra química. Fue la guerra de probar las armas automáticas, las ametralladoras que ya habían sido inventadas pero no probadas en esta escala: la Batalla de Verdún dejó casi un millón de muertos en total, una sola batalla. La batalla de Somme dejó entre heridos y muertos otro millón de soldados fuera de combate. En total pudieron morir unos 15 millones de personas y quedar heridas e incapacitadas otros 20 millones. Los soldados ni siquiera sabían