Visitantes de la Casa.
Los escucho y no sé muy bien de quien es la voz, quisiera adivinarla para poderla precisar pero en la algarabía que a veces se forma, los visitantes tienen sus propios afanes, no sé quien es quien. Estos tres van de primero porque me recuerdan una tarde llena de silencio y magia, contemplando durante horas y mientras caía el día, los colibríes justo fuera de la ventana de la casa... los veíamos danzar, pasar, quedarse estáticos y después volar. Y cada vez era una fiesta silenciosa. Antes de eso, tardes de observarlos venir hacia este proyecto de atraerlos y disfrutar su compañía momentánea, a veces fugaz. Este es el menos asiduo y el visitante más reciente... lo he visto apenas unas pocas veces, huye rápidamente y creo que su temor refleja cierta fragilidad que no debe ser mayor que la de otros más frecuentes. Y este mira con curiosidad plumosa... ¿qué haré? ¿volar quizá para escapar? ¿de qué? Una tarde inesperadamente me quedé mirando las hojas y se fu...