Acercamiento a una persona feliz.
Hace poco tuve contacto con alguien feliz. Nada parece salirle mal, nada parece quitarle la sonrisa del rostro, nada le produce dolor según parece. Lo confundo con la enfermedad mental, decidí huir. Tanta perfección en las personas me parece deprimente, me siento inadecuado e imposiblemente disminuido y prefiero hacerme a un lado o mejor, tan lejos como pueda. No intento desbaratar el entablado que crea ese estado: una visión positiva de todo, en la que todo tiene solución, nada es realmente una caída, nada realmente te hace revolcar en el lodo ni siquiera un momento. Si no hay que levantarse es porque nunca estuvimos caidos y no puedo interferir con lo que no conozco. No siento simpatía por la persona feliz. No necesita solidaridad, ni un momento para recuperarse, no necesita simpatía. La persona feliz es impenetrable, incomprensible, inasible, intocable e invulnerable. No tengo elementos para acercarme ni sentir como ella pues nunca he sentido algo similar. Soy un concepto ...