Ser pobre
Hubo una época en que odiaba los domingos, creo que eran el día más agónico de la semana y todavía algo de eso queda. El domingo era un día en que nada pasaba, nada se movía, solo habían muchas horas para leer y poco más y creo que yo hubiera querido ese poco más. No tenía TV, solo un radio de transistores que solo sintonizaba frecuencia AM, creo que hoy no existen. Era de color amarillo vivo, idéntico al que usaba en esa época cualquier obrero de la construcción. De hecho, lo había heredado de mi padre que trabajaba en construcción, en un cambalache que mi madre no logró detener. Él me dio ese luego de llevarse otro radio que ella pensaba que era mucho más valioso. Pero así era mi padre, pasó muchas veces que un día me daba una cosa, luego te la cambiaba por otra más barata, a veces simplemente se la llevaba, otras se aparecía con una baratija de reemplazo. Era como si lo que nos daba en lugar de un regalo fuera una forma de ahorrar para más tarde o de que le guardáramos algo. ...