Colocar y Poner

De vez en cuando leo los "comentarios de los lectores" a algunos artículos de prensa. Es un calvario necesario para intentar saber cómo y quien vive en Colombia. Sinceramente creo que vivo en un burbuja, tal como viven la mayoría de personas que escriben las columnas de los periódicos, los que comentan en la radio o la televisión o casi todos aquellos que son medio conocidos o tiene alguna influencia: políticos, magistrados (son casi lo mismo)  y mucho empleado público o privado.

Siempre me llamaba la atención que estando fuera de Colombia mis compatriotas de Bogotá me llamaban la atención porque no se decía "vacano" sino "chévere". Para el resto de los colombianos "vacano" es mucho más vacano que "chévere" pero, según mis amigos capitalinos, "chévere" no es que sea más chévere sino que "es como hablamos en Colombia", es lo correcto. Queriendo decir que Colombia es lo que pasa en Bogotá, no en Colombia. Con esto solo digo que si algunas personas de provincia vivimos en una burbuja, otros en los centros de poder viven en burbuja doble.

El hecho es que vivo en una cajita cómoda (no exenta de dolores, claro). Mis amigos son profesores universitarios, profesionales, empleados, arquitectos y en general la gente que he conocido por mi profesión y trabajo en la Universidad o en camino a ella. Y debo admitir que esa burbuja es algo autoinfligida pero difícil de romper. La Colombia que no conozco es demasiado grande y vive otras cosas que rara vez vivo. Supongo que es el problema de pertenecer a la clase media. En todo caso hay demasiados problemas que vive demasiada gente y que no sé como son de cerca. Por ejemplo, estudié en escuelas y colegios públicos, pero curiosamente me tocó un buen colegio, cuando al Gobierno Nacional le importaba mantener algunos colegios oficiales que se destacaran (fue de chiripa que llegué ahí pero ha hecho una diferencia enorme en mi vida). No puedo entonces pretender que sé qué es estudiar en un colegio con profesores desmotivados y sin recursos. No lo sé. En el mio, el INEM de Manizales, había recursos, buenos profesores y motivación. Pretender que "yo sé lo que se siente" en caso contrario es una tontería que intento no cometer.

Entonces una forma de saber qué piensan mis compatriotas es leer los comentarios anónimos a las columnas de los periódicos. Eso amplía la cajita, sin romperla del todo, pues ahí están solo quienes tienen acceso a Internet y un computador, pero esa base de personas es cada vez más amplia. Lo que leo me llena de terror en todos los posibles sentidos. La falta de análisis, los juicios apriori, el maniqueísmo y todos los errores de raciocinio que leo me dejan frío. La gente toma un caso cualquiera y de él saca una conclusión universal e interpreta cualquier noticia para probar cualquier disparate. En esos comentarios se salen los odios hacia otras regiones, otras religiones, razas, pensamientos y formas de ser. No hay otro espacio tan lleno de intolerancia bien colombiana.

Todo lo anterior, se refleja en el uso de "colocar" en vez de "poner". Cierto, esto es anecdótico, pero es una forma de explicarlo sin tener que copiar o reproducir las frases desabridas en contra de los paisas, los bogotanos o los costeños que hay en esos comentarios, los insultos a uribistas o antiuribistas, las descalificaciones y los madrazos sin fondo alguno. Entonces uso este ejemplo que es más bien inocente para decir lo llenos de errores que se ven esos comentarios, tantos que uno ni se imagina cómo empezaría a corregirlos si se le diera la oportunidad. Desde hace decenios se nos metió en la cabeza que se dice 'colocar' y no 'poner' sin importar donde se coloca el pone o se pone el coloca o se coloca el coloca. Que poner es solo usado para los huevos de las gallinas es lo que alguna vez un 'sabio' anónimo dijo. Y eso refleja para mí cosas que están muy mal: uno, la falta de mucha lectura. Leyendo se aprenden cosas pero especialmente el uso del idioma. Dos, la falta de crítica: tomamos una píldora de sabiduría de otro, quizá tan ignorante como nosotros o peor, pero que tiene tribuna en radio o televisión y la volvemos "la forma correcta", sin pensarlo dos veces. En cualquier caso, esos lectores no parecen leer mucho en realidad. Y como además los 'sabios' están más bien concentrados en los centros de poder, 'lo correcto' corresponde a lo que se piensa dentro de esa doble burbuja.

Creo que hay personas cuya profesión es escribir que colocar y poner son sinónimos ocasionales, nada más, y que se ponen cosas distintas a huevos en algún lugar o posición, ya sea física o no. Esas personas, cuando están de vacaciones, escriben que se puede decir 'un vaso de agua' y explican porqué y que no hay que decir 'un vaso con agua', invento desgraciado de lenguaje que una arqueología nos debería señalar quien y cuando nos hundió en ese agravio permanente al español. Sin embargo, no importa qué tanto ni cuanto esas personas hagan la corrección, el colocar y el vaso con agua siguen siendo una norma. Y una norma que, me temo, de pronto algún día acogen todos, todos los que viven fuera de la burbuja pero quisieran estar dentro o algo así.

En todo caso, ya corregir no sirve realmente. No pocos alegarían ante cualquier académico de la lengua que colocar reemplaza adecuadamente a poner en cualquier circunstancia y se harían matar defendiendo su forma correcta de hablar y escribir. Eso sí, si uno los conociera, serían el señor tan querido de la tienda o la señora que nos despacha un tiquete en algún lado. Lo cual me lleva a esa especie de doble vida que llevamos. Por fuera, en apariencia, todos vivimos en una burbuja. Esto suena contradictorio hasta la médula pero siento que no lo es. Debemos aparentar vivir en esa burbuja, por que es que hay una burbuja a la que se ve bien pertenecer (la de la clase alta y que con frecuencia todavía más osada se confunde con la clase bien educada) así que lo aparentamos. Pero por dentro, no. Por dentro, vivimos en esa realidad extensa que menciono: la que dice colocar en lugar de poner, la que no lee, la que juzga a los demás porque nacieron en alguna parte con la que nos dio por asociar lo peor. Y mi temor es que no haya forma de corregir... al menos no en esta generación; se necesitan varias generaciones para ello. Lo importante es que podamos a los nuevos colombianos darle las herramientas para que cuando escuchen decir 'un vaso con agua' no se deje confundir y sin perder los estribos, ni la paciencia, sin insultar a nadie, lean y se documenten de porqué decir 'un vaso de agua' está bien y quizá sea mucho mejor.

Mi símil llega hasta ahí. Colocar y poner se pueden corregir sin matar a nadie y me incomodan pero no me asustan tanto cuando leo los comentarios de los lectores. Los errores gramaticales a uno le desnudan algo, pero se pueden pasar. El odio a una religión o raza es mucho más difícil y eso es lo que realmente asusta y lo deja a uno frío. En fin, todo lo anterior me lleva internamente a otra debate moral acerca de si tengo algún derecho a criticar... y que dejo para otro día. Hoy mejor me voy a colocar a calentar un pocillo con agua para un café bien chévere, que me voy a tomar llenándome de miedo leyendo los comentarios de los lectores. Es mucho peor que el miedo que sentí cuando vi "Alien, el Octavo Pasajero". 

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