Prisión preventiva, muerte de la justicia

Artículo publicado en El Espectador, leer aquí la versión del periódico.
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Sr. Director,
Su editorial produce escalofríos. Hablo del editorial sobre la Ley que limita la detención preventiva a un año y que Uds. apoyan. Si un sector de la opinión, identificado por la defensa de las libertades y derechos, como El Espectador, se conforma con esto, estamos mal. La Justicia es uno de las razones para mantenernos agrupados alrededor de un Estado y un proyecto de Nación. El Estado no es para cobrarnos impuestos para nada o para que se vayan a los bolsillos de unos pocos, está para usar esos recursos para administrar e impartir justicia, salud, educación, defensa colectiva y otras cosas fundamentales. Es obvio que la justicia figura muy arriba en esa lista aunque nuestro Estado se ha vuelto buenísimo para cobrar impuestos, amamantar la corrupción y malísimo para administrar justicia. Esta Ley en el fondo ayuda al desequilibrio.
Cuando permitimos que una persona pierda la libertad sin que haya sido condenada en un proceso justo y con una defensa adecuada, estamos permitiendo que en el futuro seamos nosotros mismos quienes de forma irracional seamos puestos tras las rejas sin que hayamos tenido la oportunidad de defendernos y mostrar nuestra  inocencia. Ese es el pilar fundamental que se rompe cuando se permite que una persona "preventivamente" sea privada de la libertad. Las injusticias abundan y salen a diario en los periódicos.
Es difícil defender a personas que todos identificamos como culpables. Cuesta mucho defender la libertad de asesinos, ladrones o políticos corruptos. Pero esa es la complicada tarea que nos toca hacer. Meterlos a la cárcel sin condena es bueno para la tribuna, pero pésimo para la justicia. Ésta no debe funcionar para calmar los ánimos de nadie, si así fuera podríamos proceder al linchamiento que calma las turbas antes que al arresto y la condena.
Vivir en libertad es un principio al que renunciamos demasiado fácil cuando no se trata de la nuestra. No podemos conformarnos con limitar a un año la prisión preventiva. Este país debe convencerse de que todos, incluidos los culpables, deben ser escuchados en juicio justo y tener la posibilidad de defenderse antes de ser privados de la libertad. Hoy los fiscales tienen un incentivo para la lentitud: las privaciones preventivas son una forma de ahorrarles el trabajo de demostrar la culpabilidad de forma rápida y eficiente. Con el acusado tras las rejas no hay incentivo para obtener una condena. De facto ya se está pagando por un delito o un crimen, sin mediar condena ni escuchar su defensa. No puedo pensar en una mayor injusticia. Este tipo de justicia no es el que nos traerá paz y tranquilidad. Es un sistema basado en la ineficiencia del Estado, la desigualdad (los fiscales verán para quién piden ese año de prisión) y promueve el desmoronamiento de los principios de la democracia.

La prisión preventiva en Colombia se volvió una forma de condena previa sin juicio justo. Eso no puede ser, punto. Solo casos extremos y nada más.

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