Reaccionar diferente frente al terrorismo

Mientras escribía esto me dí cuenta a través de un amigo que Arturo Pérez-Reverte ha escrito algo digno de leerse sobre el mismo tema... es mi forma de admitir que mejor escrito y con más mala leche, lo cual para el caso quizá sea mejor. Pero igual, aquí están los escritos suyos y este el mío.

Uno de los tantos problemas con el terrorismo islámico es que parte de unos supuestos distintos sobre el valor de la vida. Pensamos en occidente, y a ese valor me adhiero, que toda vida es igualmente valiosa y digna de preservarse, empezando por la propia. Pero los terroristas no piensan igual, para ellos su propia vida está al servicio de algo más importante, alguna versión de un dios, un imán o alguna otra autoridad religiosa o política. Y la vida de los demás, especialmente aquellos que consideran impíos por alguna interpretación humana que han decidido creer, vale nada. Menos que nada. Así las cosas, casi nunca van a cometer sus atentados pensando en escapar o en preservar algo valioso, van pensando que entre más destrozo causen más valor crean, que eso es mejor y que su propia muerte dejará algo bueno para ellos. Lo más cercano en nuestra cultura son los sicarios que en los años 80 y 90 cometían atentados de los que sabían que no saldrían con vida pero lo hacían por algo más importante: sus familias, en particular, la mamá. Quien mató a Carlos Pizarro Leongómez fue quizá engañado pensando que iba a sobrevivir, según cuentan, pero hay otras historias en las que sicarios iba a cometer atentados con la seguridad de que la vieja quedaba asegurada económicamente. Los otros referentes son los kamikaze japoneses que en la segunda guerra mundial preferían la muerte a la detención y de nuevo, algo más importante, el honor y el emperador jugaban un papel fundamental. Los occidentales no somos dados a pensar de esa forma. Lo primero que nos dicen en un avión es que nos pongamos nosotros la máscara de oxígeno primero y luego ayudemos a otros, incluida la familia. O cuando los médicos preservan la vida de la madre por encima de la de un hijo... primero la vida propia, luego la de otros; primero nosotros.  Tenemos mucha dificultad para pensar de otra forma o imaginar a quienes piensan de otra forma, por eso nos cuesta mucho más comprender a los terroristas que matan en masa, a sangre fría y a gente que no ha hecho personalmente nada contra ellos.

Otro ingrediente de lo que quiero decir es que los atentados que no suceden no tienen mucha difusión. O mejor dicho, nuestra prensa y periodistas están centrados en la muerte, no en celebrar la preservación de la vida. La noticia es que alguien no piense así y actúe matando decenas de personas como acabamos de ver en Niza. Y la noticia son los muertos. A veces los sobrevivientes pero solo en la medida en que hayan tenido la muerte cerca, de resto importan poco. Sin embargo, olvidamos por ejemplo que hace poco en un tren entre Alemania y Francia varias personas lograron frustrar un atentado de un terrorista que si no logran detenerlo habría figurado entre esa lamentable y larga lista de asesinos. Eso se nos olvida. Olvidamos que gracias a algunos pasajeros del vuelo 93 de United Airlines se pudieron salvar muchas vidas pues ese avión el 11 de septiembre iba dirigido a matar muchas personas, no sabemos donde pero no iba a aterrizar pacíficamente en ninguna parte. Otros salvamentos de ese estilo pasan como letra menuda en los noticieros.

Pero no deberían. Deberíamos de una buena vez tomar nota y pensar que al terrorismo de ISIS hay que enfrentarlo de forma distinta a correr y esconderse a la espera de que el Estado venga y nos rescate. El terrorista que mató decenas de personas en una discoteca en Miami, los que mataron a decenas en una discoteca en Paris enfrentaban a decenas de personas, me pregunto si en lugar de correr en un sentido hubieran corrido en el otro... ¿qué habría pasado? ¿no sería posible que a los primeros disparos y seguramente muertes, hubieran podido entre muchos detener la masacre? 

Claro, es fácil hablar desde mi escritorio. No tengo idea de cómo yo mismo reaccionaría. Pero los occidentales, aquellos que apreciamos los valores liberales que nos dejaron muchas guerras y sistemas fallidos, debemos empezar a pensar que para cuidar esos valores hay que reaccionar diferente. No todos quizá logren hacer mucho, pero como en Niza basta que unos pocos lo intenten. En Niza un conductor de moto logró dar el primer golpe que detuvo al asesino. En el tren que mencionaba antes fue antes incluso de eso que un pasajero a riesgo de su vida logró iniciar la resistencia que otros concluyeron. Pero es claro que esas reacciones conllevan riesgos enormes pero como dice Pérez-Reverte huir sirve para morir más cansados. 

Tampoco creo que haya que ahora vivir armados, para nada. En una discoteca al menos sillas o vasos le pueden tirar a un asesino, no tengo idea. Realmente no la tengo. En el atentado del centro comercial en Munich se observa al terrorista cuando sale a la calle a disparar, todos corren. Es lo más natural. No se me ocurre muy bien cómo vamos a cambiar eso ni a qué exactamente, pero claramente que nadie le hiciera frente con nada lo dejó libre de matar muchas más personas, hasta subirse a una terraza a alegar con un vecino alcanzó.  El hecho es que si consideramos que las libertadas ganadas en Occidente, donde las mujeres pueden trabajar, vestirse como les dé la gana (no falta el imbécil que lea en ello algo equivocado pero eso no obsta para decir que la moda es bastante libre), hablar lo que quieran y con quien quieran, todo eso estará perdido si el islam extremo gana esta guerra. No el islam moderado que venera un dios también bondadoso y no un dios tirano que no perdona. Matar cristianos, perseguir etnias como los Yazidis, matar a gente que corea un gol del Barcelona (yo no lo haría pero hay quien lo hace), son actos impensables en Occidente, pensar que a quienes los perpetran los vamos a detener conversando y dialogando me empieza a sonar tonto. 

Y si no cambiamos ese enfoque a uno más firme no vamos a ir muy lejos. Sugiero leer los textos de Pérez-Reverte porque hay cosas que personalmente me cuesta decir, como que somos idiotas intentando acomodar a cada creencia en nuestra cultura. Narra él una anécdota, que un inglés en la India le contestaba a quienes le decían que quemar en una pira a viudas o allegados a un personaje muerto era parte de la tradición, que él haría un tribunal al lado de la pira para juzgar y fusilar a los que tiraban a la viuda a la pira. De esa forma, decía, ellos conservaban su tradición de matar la viuda y él la suya, de condenar en juicio a los asesinos. Ese tipo de tradición bárbara nos devuelve siglos en nuestra historia, resistirla con firmeza no es esperar a que nos cuiden y nos rescaten permanentemente. Aunque, de nuevo, no sé cómo sería la forma de hacer frente y resistir. Lo que sí sé es que para mi es claro que algo debemos hacer para cambiar nuestra reacción pues de lo contrario seguiremos contando por centenares los muertos y por miedo iremos perdiendo terreno en lo que tanto ha constado tener, como hablar mal de dios o hacer un dibujo que desdiga de alguna divinidad. 

Ps. recomiendo también este artículo de Bernard-Henri Levy.







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