Nos estábamos salvando solo por azar

No hace mucho tiempo le explicaba a alguien que, dado que en Medellín hay X número de temblores o terremotos al año de magnitud 4 o superior y que por ende uno podía decir que el piso se movía literalmente durante muy poco tiempo al año, la probabilidad de que hubiera un sismo mientras estábamos dentro del edificio Space era reducida. Que uno podía calcular esa probabilidad con cierta facilidad y ver que pasar allí unas horas no representaba un riesgo demasiado alto. Explicaba yo, que ni siquiera sé mucho del tema, que el riesgo empezaba a ser considerable cuando uno pasaba allá mucho tiempo... 

Hoy supe que pasé allí un año sin saber que bastaba un temblor casi normal para que se hubiera caído el edificio y que la suerte fue que eso no pasara con esa intensidad durante ese tiempo. Eso claro, no aumenta mi sensación de peligro inminente pero sí me pone a pensar en las implicaciones que tiene. Ocho meses antes de que cayera la fase 6 se presentó el colapso de una columna y este hecho nunca lo supimos quienes allí vivíamos. Sobra decir, nos hubiera gustado saber. Mejor dicho, tendríamos que haber sabido. Y las autoridades también, pero la norma colombiana permite que la interventoría y supervisión técnicas de las obras las hagan casi que las mismas empresas. Luego, si un evento mayor pasa en febrero puedo pegar con colbón una columna y luego hacerme el loco, llevar gente a vivir allí en abril y finalmente ver como todo se cae en octubre, como era de preverse. 

Uno sí se pregunta cómo podemos vivir en un país que permite eso. Y la respuesta es clara: el Congreso aprobó normas que permitían eso, el ejecutivo las sancionó y luego le sirvieron a los constructores para enriquecerse más. Luego los constructores financian las campañas de los congresistas y del ejecutivo y todos felices. 

Y también me hace preguntarme dónde está la formación de los ingenieros que participaron de este monumental descalabro de la ingeniería. Los que "repararon" una columna en febrero sin decir nada son tan culpables como los que no hicieron lo que les tocaba en octubre o los que permitieron que las obras se ejecutaran desde antes. Todos pecan por omisión bien sea por ignorancia o falta de ética. En cualquier caso, da tristeza lo que las universidades están planteando. Seguro todos habrían ganado todas sus materias y habían presentado un buen Saber PRO. 

Luego, está la total negligencia del Estado que como un todo no responde a estos retos... asunto que va de la mano de las prácticas corruptas de favorecer intereses económicos de corto plazo sin generar responsabilidad. Por ejemplo, todos tenemos la obligación de comprar seguros, las aseguradoras no tienen la obligación de venderlo y siempre pueden esgrimir cualquier detalle técnico para salirse por la tangente. Cuando se salen van al legislador y hacen lobby para que imponga otro seguro (un impuesto pagado al sector privado) que luego reproduce el ciclo. Luego las aseguradoras financian las campañas presidenciales y al Congreso... no notamos un patrón? 

Volviendo al tema, uno pensaba que hubo detalles que surgieron en octubre... eso daba una pequeña explicación: nadie había caído en cuenta. Pero cuando se sabe que es desde febrero, ahí ya esa explicación desaparece, todos sabían. Y sin embargo, siguieron adelante y doce personas murieron.

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