La mafia de las especializaciones médicas
Nadie o
casi nadie va donde el neurólogo a que le inserten un pedazo de cerebro de
silicona en la cabeza o a que le retiren un trozo del lóbulo frontal porque lo
tienen muy grande y por ende planean mucho, viven demasiado motivados y
necesitan bajarle. No niego que esos procedimientos podrían ser aconsejables...
hay gente que debería bajarle y otros que quizá con silicona en el cerebro
lograrían más. Nadie tampoco va donde el urólogo a que le ponga una próstata de
biopolímeros porque la que tiene está funcionando mal, a lo mejor deberíamos
pero no lo hacemos. Como resultado tenemos viejitos prostáticos que no pensamos bien por ahí andando, por la falta de cerebros de silicona (le podrían tirar
unos cuantos circuitos eléctricos a ver qué pasa, puede que se conecten) y próstatas de biopolímeros.
Sin embargo, obvio, la gente si va donde el médico a que le
aumente las tetas o los pectorales, les quite el cinturón de grasa y les pula
las nalgas. Y, más aún, están dispuestos a pagar por ello grandes sumas de
dinero y pasar dolores de muchos tipos. Igual pasa en cierta forma con los
dientes, la gente va a que se los pongan más blancos, más derechos o más
parejos. E igualmente pagan por ello, aunque menos, hasta cierto punto.
A lo que voy. En el El Espectador de hoy salió una entrevista con Lady Noriega, (¿si la nombran miembro de la
realeza le diríamos Lady Lady?) en la que pone un punto grande sobre una i.
Toda esta trifulca entre cirujanos plásticos surge por plata. Una sociedad de
cirugía plástica ve como se le daña el negocio porque médicos que no logran
estudiar cirugía estética en Colombia van y a aprenden en Brasil o Argentina
donde sale más barato. Luego vuelven y practican aquí quebrando el precio de
los que se graduaron en Colombia.
Aquí hay varias cosas que discutir, unas legales. Lo que necesita
un médico para ejercer la profesión es una tarjeta profesional y esta se da por
un título de médico cirujano y otros requisitos que pone el Colegio Médico Colombiano, antes de la daba un Ministerio pero una cosa más que privatizan.
Nadie necesita una tarjeta adicional para ser cirujano de algún tipo, solo esa
tarjeta profesional. Lo que es decir, entre esta tarjeta y hacer cirugías muy
complejas solo media la ética del médico, si no sabe se abstiene de intentarlo
y, si sabe, lo hace. Y para saberlo debe ir a entrenamiento en las
especializaciones médicas. En realidad es un poco más enredado porque ningún
hospital o IPS tendría cirujanos neurólogos sin pedir esos títulos pero la idea sigue siendo que todo depende mucho de que quien ejerza lo haga éticamente.
Entonces entran a terciar las sociedades, agremiaciones y otras
falanges. Ellos se constituyen como entes privados y asocian digamos a
obstetras, nefrólogos, psiquiatras, etc. Y lo que han hecho en Colombia, en
general, aunque no todos, es constituir una mafia que defiende un mercado.
Mafia, según el Diccionario de la Lengua Española, en una de sus acepciones, es
un grupo de personas que defiende sus intereses sin necesariamente mucha ética.
Hay otras que tienen que ver con Sicilia y que no aplican, pero esta sí, son
mafias.
Intenten conseguir una cita médica con un neurólogo, un urólogo y
otros especialistas. Las listas de las EPS son de meses, a veces ni por
medicina prepagada se consiguen. Y privadamente, claro, ¿la quiere mañana? En
las EPS uno puede demorarse dos, tres o más meses para poder ver a ciertos
especialistas. Repito, no todos, algunos son fáciles o al menos razonables de
encontrar como los pediatras. El país sabe desde hace años que hay
especialidades en las que se necesitan más médicos, pero ¿por qué no se preparan?
porque las mafias no dejan. Las Facultades de Medicina cierran el cupo a
especialistas a uno o dos estudiantes por año en algunos temas, es decir, la tasa de
retiro, se retira uno por jubilación o muerte y entra otro. El número no crece
en el tiempo a la par que la población. Y lo que hacen es que aunque el
departamento de X especialidad tienen cinco profesores, los estudiantes suman
tres o cuatro. Es decir, pueden recibir y formar más gente que Colombia
necesita, pero se niegan.
Si aumentan los graduados aumenta la competencia y quiebran los
precios. Eso hace que dejen de percibir sus salarios agrandados a la fuerza. El
Ministerio de Salud y Protección Social intentó hace unos años romper ese ciclo
y permitir que no fueran solo las Facultades de Medicina las que formaran
especialistas, que lo pudieran hacer hospitales y otros entes. El intento le
supo a cacho.
Y el otro punto de que sea muy difícil ser especialista es que, obvio, son programas duros de hacer pero además muy costosos. Un médico puede
pasarse tres años sin trabajar y devengar salario en ese tiempo para especializarse, las
matrículas pueden ser monstruosas de caras y demandan que el estudiante de
especialización casi no tenga vida. Entonces no solo es que no hay cupos; pero
esa sí es una de las limitaciones más importantes porque aun con las dificultades que representa
se presentan decenas de médicos por un cupo a una especialización. En la
Universidad de Antioquia cada semestre que es el caso que mejor conozco son decenas para uno o dos cupos. Candidatos resultan entonces pese a todo, cupos
no. A los especialistas que son profesores o quieren serlo e intentan romper
estos ciclos los expulsan de las asociaciones o reciben otros tipos de presión,
pero la vida no será buena para ellos.
Las universidades tampoco han tenido la autoridad y
responsabilidad civil y social de romper estos círculos viciosos. Entonces, ¿qué hacen algunos
médicos? buscan cupo donde sí lo hay, Argentina, Brasil, México, etc. No solo
hay cupo sino que es más barato. Es cierto, como en Colombia, que hay lugares en
esos países que no ofrecen buena formación y para eso el Ministerio de
Educación debe cuidarse de las convalidaciones que hace de esos títulos pero
hay otros muy buenos. Por lo que las sociedades o asociaciones de turno no han
podido parar el flujo de algunos especialistas que les han empezado a quebrar el
precio y la mafia.
Es por eso que se volvió tema en las últimas semanas en Colombia
el asunto de las cirugías estéticas y la idoneidad de los médicos que las
practican, porque ese es un negocio muy grande en este país. Nadie se preocupa
mucho por las ortodoncias mal hechas o los blanqueamientos que no funcionan
como tampoco por los tintes para cabello que terminan en desastre. Esos son
negocios también pero no están en pocas manos, hay demasiadas opciones a la
hora de escoger un odontólogo calificado y aunque los dientes pueden ser una
tortura si hay problemas, ademas de que un daño irreparable es una pena y daña
la vida, eso no preocupa al país de los medios de comunicación; que no
necesariamente es el mismo en que vivimos la gente normal (poniéndome de
abusivo entre ella). Basta con no sonreír y no se notan los dientes torcidos. Y
si joden mucho, se los quitan y se ponen unos artificiales. En fin, eso tiene
arreglo.
Pero nadie habla de la formación de neurólogos o urólogos y otras
especialidades donde conseguir médicos es difícil, si no imposible, por esa
mafia cerrada que las controla tras bambalinas: soy especialista, soy de los
pocos, soy profesor de la misma, la practico y cobro por ello, formo muy poca
gente para controlar la oferta y así mantengo mis salarios muy altos, no dejo
entrar sino a unos pocos a estudiar para mantener ese estado de cosas. Lady
Noriega tiene razón, vaya Ud. a ver, una actriz y presentadora con silicona
hasta en el lóbulo frontal puso el dedo en la llaga.
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