sin título

Acabo de volver a este planeta.
Cada tanto el azar,
Que desde siempre rige el destino de los hombres,
Me regresa a este lugar.
No sé hasta cuando vagaré por el universo.
No sé porqué fui condenado a este viaje.

En cada parada algo nuevo me sorprende.
De las oídos de los hombres surgen cables.
No sé bien qué hacen.
No sé si por ahí se drena algo de sus cerebros.
Quizá en esta época así guardan sus recuerdos.
(No me atrevo a preguntar.
Me he propuesto observar, nada más.)

En ocasiones hablan solos. En otras
Pulsan frenéticos
Las cosas que van unidas a los cables.
La más de las veces las miran fijamente
Y en silencio.
Solo de vez en vez uno le enseña a otro
lo que observa.
Solo en esos casos, digo por claridad,
a veces, sonríen.

Me pregunto cuando se dieron cuenta
De que necesitaban esos cables y por qué yo no.
O quizá yo también los necesite y no lo sepa.
Es posible que sea la forma de parar de vagar
Por el universo. Estaría atado a algo.
(He decidido que si alguien se distrae
y vuelve a sonreír, preguntaré.)


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