Ser un fastidio

A una buena parte de las personas que me han caído bien en los últimos años les hubiera caído gordo si me hubieran conocido cuando yo tenía 20 años. Era insoportable. En clase rara vez dejaba hablar a otros, tenía las respuestas, las preguntas y a veces la clase. Tuve un trabajo como monitor en la biblioteca de la Universidad y allí no era mucho mejor. Corregía permanentemente a las personas que trabajaban allí (clasificaban mal en mi criterio alguna información, escribían mal un nombre o un apellido, no hacian una referencia cruzada bien, entre muchos ejemplos) me metía en todos los procesos y terminaba de jefe de todo el mundo. Lo de interrumpir estoy seguro que se trasladaba a otros ambientes, corregía, precisaba, saltaba a conclusiones antes de tiempo, en fín. No dejaba hablar.

Ni hablar de otros ámbitos, pero esos eran en los que pasaba más tiempo. Clases y trabajo. No puedo decir que fuera más arrogante que aquel o este, pero ciertamente me pasaba. Pensaba que haber leído mucho (leía mucho) y mantenerme enterado por la prensa y noticias de algunas cosas me otorgaban un cierto tiquete. 

Alguna gente me parecía más allá de cualquier posibilidad de redención (deportistas = muerte cerebral, religiosos = sordos sin cura, si alguien no leía es como declararse portador de una enfermedad terminal autoinfligida, si alguien leía pero le gustaba El Principito era como declarse impedido para pensar y un larguísimo etcétera).  Era un pescador de fallas en los otros.

Mirando hacia atrás no puedo decir que perdí esta o aquella amistad o persona que hubiera preferido no perder, no tengo ese tipo de nostalgia y mi memoria para muchas cosas buena seguro me falla ahí. No quiere ver. Pero de todas formas debí hacer más silencio y opinar menos, pasar por alto montones de lo que creía eran errores y ciertamente no dar las respuestas sino de vez en vez, cuando importara.

No era muy apreciado por la mayoría, de eso puedo estar seguro. Algunas personas creo que pasaban por encima de eso y estaba bien, pero era un horrendo fastidio para muchos otros. Lo único que me protegía era que fuera de esos dos espacios, clase y biblioteca, hacía más silencio pero no mucho como ya dije.

Lo que es extraño es decir simultáneamente que era tímido... lo era. Pero no con todo o en todo, mejor dicho, con las mujeres mucho, aquellas que me atraían. Pero si entablaba pese a todo una conversación entonces ahí sí ya todo lo anterior reaparecía. Con razón tener novia era tarea cuesta arriba, no solo por feo sino por todo lo demás.

Es bastante extraño mirar hacia atrás eso y luego verlo en otras personas hoy que son pesadas por eso que yo era pesado. Y que no guste, eso es otro nivel. Me hubiera caído gordo a mi mismo como estudiante y creo que como persona de cerrarse un círculo que me permitiera verme en presente en ese pasado. Y es una lección que trato de mantener como actual porque fácilmente le tomo bronca a gente que se acerca a eso que yo era. No sé si sea temor a la competencia desfasada en el tiempo, a ver fantasmas de mi mismo en esas personas, a rechazar algunas cosas que de todas formas fui o soy o algo por esas líneas. Como sea, no me deja de producir cierta depresión.

Ver a la gente que me cae mejor es como acercarme a la gente que en esa época desechaba por una razón u otra, generalmente otra. Y no muy buena... pero eso sería como decir que mejoré y no estoy seguro. Eso es algo que todavía está en consultas.  Quizá siempre quise acercarme y ahora apenas logro tener algo de valor de hacerlo a una que otra, no muchas.  A pesar de eso, la verdad es que yo disfrutaba ser así y creía que eso me volvía mejor o más interesante... lo cual no deja de ser como triste si se mira bien. Qué pifiada. no que ahora resulte realmente interesante, solo sé que no lo soy y no sufro tanto. Y que ser así no sirve para nada, eso sí está más claro.


Comments

Popular posts from this blog

Poema de William B. Yeats

Las campanas de El Jardin, Antioquia

Huerto En Marrakech