Los frutos de las colaboraciones científicas internacionales


Ud. podrá haberse sorprendido de la imágen, primera en la historia, de qué se ve en la dirección de un agujero negro. Ud. podría ser que se hubiera maravillado cuando se anunció la detección de ondas gravitacionales. También es seguro que le pareció excitante escuchar hace unos años el descubrimiento de la partícula de Higgs. Y Ud. tiene todas las razones para sentirse orgulloso de que los seres humanos logren este tipo de descubrimientos y aportes, puede que personalmente no hayamos contribuido pero no cabe duda de que la especie no está condenada al fracaso si personas de todo el mundo logran unirse para trabajar en la solución de grandes problemas y enigmas. Hoy nuestro esfuerzo está puesto en entender esos que han dado frutos pero de los que no sabemos todavía muchas cosas y en seguir trabajando duramente para entender y aprender de aquellos problemas de los que aún no tenemos pista, como el origen y naturaleza de la Materia Oscura, la prevalencia de la materia sobre la antimateria, la geometría del universo o muchos otros.

No todo descubrimiento tiene la misma resonancia y a veces es una injusticia; unos que se hacen por pequeños grupos y científicos suelen pasar más desapercibidos por períodos largos. Sin embargo, no podemos ignorar que esos que mencionamos de ejemplo hacen erizar la piel. Y nada de eso sería posible sin una gran colaboración de científicos de todo el mundo. Sin afectaciones por las razas, las religiones, los idiomas, las tradiciones científicas mismas, hasta las zonas horarias o las fronteras geográficas, centenares, miles de científicos e ingenieros, han puesto sobre la mesa su trabajo y cada uno en su capacidad ha hecho un aporte que contribuye. Ninguno reclama la autoría propia y las listas de esos descubrimientos mencionados arriba van en estricto orden alfabético. Nadie en esos equipos dice “yo descubrí esto”, todos son conscientes del esfuerzo y dedicación de investigadores famosos y estudiantes apenas iniciando su carrera, postdocs haciendo su mejor esfuerzo e ingenieros que ponen en su trabajo un enorme sacrificio. Para el caso de la imagen de un agujero negro recién publicada es notorio el sacrificio de aquellos que pasaron meses encerrados en el polo sur, en un ambiente que por interesante que parezca es confinado y agreste. O la perseverancia de equipos que independientes uno de otro trabajaron meses para producir algoritmos que permitiera procesar los datos de esa colaboración.  Y vinieron a una conferencia a ver si su trabajo de meses coincidía o no con lo de los demás y pasaba el test.

En nuestro medio cabe preguntarse por qué apenas Colombia empieza a ser parte de estos grandes equipos de trabajo. Por qué no aparecemos en la lista de Ligo, Dune u otros.  Es fácil, dirán algunos, no hay dinero. Y sí, ese es un limitante. Mi juicio, sin embargo, no es ese, no estamos porque nos ha faltado visión. Porque también cuando se abren las posibilidades nos quedamos en la barrera menospreciando a quienes entran, acusándolos de ser solo “el que barre el laboratorio” o juzgando que por poner plata ya se es autor, sin saber ni conocer en nada cómo funcionan estas colaboraciones. O peor aún, dudando prejuiciosamente y gratis de la rigurosidad del trabajo.

Recientemente en la U de A hacemos parte de un experimento donde alrededor de 3000 físicos participamos, 1000 de ellos estudiantes de doctorado, que en conjunto con unos 1500 ingenieros y técnicos enfrentamos la tarea de investigar las componentes fundamentales de la materia. La rigurosidad y la dedicación de la gente que he conocido allí dejan sin aliento a cualquiera que le dedique un día de su tiempo a observar. La absoluta seriedad para cuestionar cualquier hallazgo y no ceder hasta no estar convencidos hasta del más mínimo detalle, la brillante intervención de personas que se apropian de tecnologías y procesos, la constancia de gente que trasnocha en laboratorios o frente a un computador verificando datos, revolviendo argumentos para verificar resultados, son un motor de inspiración. Nuestros críticos gratuitos desde su ignorancia juzgan que nada sirve.

Ya tenemos personas a cargo de diseñar equipos y partes del detector de 2025/2026, ya estamos a cargo de procesos importantes, pero para ellos somos los que barren el laboratorio. Y eso, es eso lo que nos mantiene frenados. La falta de dinero obvio no ayuda, pero la mentalidad provincial y la ceguera que desde la ignorancia ataca es el equivalente platónico de quienes nunca han visto sino sombras y, cegados por la luz del fuego, juzgan que quienes han visto mejor la realidad están locos y prefieren así la comodidad de su posición simple que observa proyecciones de la realidad en un roca antes que salir a ver el sol.

Atribuir el subdesarrollo a que nos oprimen es un argumento más fácil de hacer que de probar en lo científico. Cuando hemos tocado puertas para trabajar en estas cosas lo primero que recibimos es un ‘bienvenidos, adelante,  hay que hacer esto, aquello’. Hay que buscar recursos, obvio, pero lo primero es venga que hay mucho que hacer y necesitamos gente que se haga cargo. En el CERN una inversión de billones de dólares en infraestructura es asequible por menos del dinero que paga un solo grupo anualmente de cualquier universidad norteamericana de gran nombre. El presupuesto anual del CERN son más de 1000 millones de euros al año y para entrar a un experimento se pide menos 1/20.000 partes del total, una sola vez, ni siquiera anual. En muchos casos la inversión será mayor, pero los frutos increíbles.

Para la detección de este agujero negro en M87 se necesitaron relojes atómicos sincronizados, almacenamiento de datos, tratamiento de imágenes, adaptación de tecnologías de detección de ondas electromagnéticas ultradébiles, manejo del ruido y errores y una lista gigante de problemas que se resolvieron. Lo mismo es válido para la colaboración LIGO u otra cualquiera. Pero no es que nos cierren la puerta y nos opriman con el saber, es que nos quedamos mirando desde lejos, observadores y admiradores del trabajo de otros. Mi propuesta es dejar de observar y entrar, buscar cómo y aportar. Parar de maravillarse de cada cosa y al menos en un caso por persona en ciencia decir “hago parte de eso, yo puse algo que sirvió para que esto sea posible” Y sobre todo, respetar el trabajo de estos increíbles científicos que le ponen a esto una disciplina y honestidad intelectual sin par.

Comments

Popular posts from this blog

Poema de William B. Yeats

Las campanas de El Jardin, Antioquia

Huerto En Marrakech