Introducción a la Corrupción.

Tengo un hijo adolescente y por supuesto casi a diario sale con soluciones propias a problemas ancestrales y entre las soluciones no suele primar el uso de la razón ilógica de la civilidad. Razón ilógica en la medida en que a veces toca sacrificar el interés inmediato propio al bien público de la civilidad, como cuando se sede el paso en una fila, que nos hace llegar más tarde pero ganamos en otros aspectos como el de tener una buena imagen de nosotros mismos o ver a otros contentos por que pudieron llegar a tiempo u otras cosas intangibles de esa naturaleza. Bienes secundarios, que en realidad son también escasos por que en Colombia dar las gracias está pasando a la historia. Pero me desvío...

Para volver a la historia. En los últimos días mi hijo llegó a casa con una flamante licencia para conducción de automóviles. El único problema es que no sabe conducir, no ha estado al mando de un carro más de unos minutos en su vida (algún día que le estaba empezando a enseñar a manejar), no sabe ni tiene experiencia con un cambio de velocidad, todavía piensa que dado que la 5a velocidad es más "rápida" uno debería arrancar y mantener siempre en 5a. Mi hijo ha dado el primer paso en su vida, que yo sepa (porque puede haber otros), en el camino de la corrupción. Sencillamente compró un pase sin hacer examen de ningún tipo, ni cursos, ni pasar el examen médico, nada. Un atajo de los que abundan en este país.

Cuando uno revisa el RUNT en internet ahí está el hombre, con todos sus datos correctos. Parece que hizo el curso de conducción en un pueblo de la Costa Atlántica en los últimos días. A qué hora se fue hasta allá a tomar clases de conducción y como volvió sin plata, porque en el pase se gastó los ahorros que tenía, no lo sé. El examen médico lo pasó, menos mal, bien. Incluso dice que su licencia de conducción está activa. Mejor que la mía, que hice el curso y tengo muchos años ya de experiencia conduciendo, pero la mía aparece como vencida (nuestros prohombres del Congreso legislaron que no había que renovarla pero se les olvidó que esos documentos tenían fecha de vencimiento y no dejaron instrucción de qué hacer en ese caso). Más aún la licencia a mi hijo se la dieron en un pueblo distinto así que conoce mejor Colombia que cualquiera de sus padres.

Por supuesto, la licencia es falsa. No aparece en el registro de conductores y por ende es chimba por ponerlo rápido en la palabra que en Colombia todos pensamos para designar lo falso. (Es raro, "chimba" es algo falsificado cuyo sustantivo sea de género femenino pero también se usa para designar algo fuera de serie, algo que nos gusta mucho de cualquier género ¿no es eso en sí una contradicción rara?) En fin, el hombre está inscrito en el RUNT sin tener pase válido.

Ahora la tarea es doblemente complicada, no solo hay que enseñarle a conducir a un adolescente y ya le da pereza hacer el curso pues igual ya tiene pase; no quiere aceptar que la licencia es falsa pues la verdad es que parece muy real y válida, sino que toca explicarle todo el vericueto que significa la corrupción, el daño social que hace, el daño personal que causa y finalmente la pobreza que genera. Toca explicarle por qué debe tener un pase válido y no una tarjeta de plástico parecida a una licencia de conducción, por qué es importante hacerlo después de llenar los trámites de ley aunque nos parezcan tediosos, tontos y que sabemos que otros "inteligentes" se brincan. Toca sentarse a tener un diálogo de horas con alguien que tiene y usa una lógica implacable de rebelde sin causa para contrarrestar cualquier argumento que se anteponga a su concepción propia e imagen de la vida.

En fin, algún día tenía que ser que hubiera que explicarle que hay funcionarios privados y públicos que por mil pesos venderían a sus hijos, que a una fracción importante de nosotros el país le importa un guanábano, que este es la primera decisión consciente de su vida de persona grande, con derechos de adulto pero también con deberes de ciudadano. Hay que sentarse a contarle que ahora a la edad de 16 será juzgado como adulto en muchas cosas (delitos por ejemplo) y que eso es importante aunque la probabilidad de que la justicia le llegue es casi nula. No queda más remedio que hablarle mal de este país e intentar que aprenda a hacer las cosas como buen ciudadano aunque el sistema premie y siga premiando a los que falsifican y engañan, a los que defraudan y "son vivos". 

Pensé en montar un curso de Introducción a la Corrupción y pasarlo como curso obligatorio en la Universidad, un curso que sirva para crear veedores públicos y fiscales sin cargo que no dejen pasar tanta corrupción menor y mayor sin hacer algo, hasta el día aciago en que deciden que también quieren algo de la torta y que si todos se benefician de ello ¿por qué no ellos? y los perdamos para siempre en ese pozo sin fondo que es la corrupción. 


Deséenme suerte, lo que sigue es el dilema de qué hacer... ¿denunciar al hijo por algo así? ¿dejar pasar este pequeño hecho de corrupción pero no el próximo? ¿a quién ponerle una queja o denuncia efectiva sin mencionar el nombre de la familia a sabiendas de que el Estado no va a proteger a nadie en especial pero las mafias si buscarán resarcir el daño que perciben? ah... ser adulto mama.


Comments

María Elena Rincón H said…
Hacer que los adolescentes acepten ciertas cosas por el simple hecho de ser lo correcto para hacer, no es tarea fácil; especialmente en Colombia donde todo los atajos son aceptados socialmente, y peor aún, promovidos muchas veces por quienes deberían dar ejemplo.

Probablemente a los 16 años los modelos de convivencia que los padres presentamos a los hijos, no sean los que ellos fácilmente acepten; pero siempre les ayudará más mostrarles nuestra opinión de adultos, así sea una mamera para ellos y nosotros.

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