Las Cosas que Deben Salir Mal para que Todo Salga Bien

Hay algunas cosas que si se hicieran bien y salieran bien arruinarían nuestro precario bienestar. Voy a mencionar dos de ellas y seguramente quienes leen completarán con muchos otros ejemplos. La primera es el tránsito de nuestra ciudades y la segunda es el problema de la deserción escolar en educación superior. 

Si uno lee un código de tránsito, que es una Ley de la República, con todas las mayúsculas, se muere de la risa. Según ese código uno debe andar en una ciudad a una velocidad inferior a 60Km/Hr dependiendo de las zonas y entre carro y carro debe dejar un espacio de unos 20 ó hasta 30 metros dependiendo de la velocidad límite. Uno debe frenar como 30 o más metros antes de un semáforo, debe parar en cada cebra, debe dar la vía casi a todo el mundo y un montón de otras normas maravillosas. Las motocicletas ocupan el espacio de un auto, no avanzan entre carriles, conservan los límites de velocidad y se mueven armónicamente dejando un espacio entre ellos y el carro más próximo. Eso, claro, en el Código Nacional de Tránsito.

Si todos atendiéramos esas medidas nos demoraríamos horas para llegar a cualquier parte. Solo poner en fila las motos ocupando su espacio nos daría para que un atasco del tránsito que hoy pasamos en 5 minutos (supongamos 100mts de autos), nos demorara media hora o más (se alargaría a unos 500 ó 600mts). Dependemos críticamente de que muchos cometan infracciones de tránsito permanentemente para poder movernos. Y de que nosotros mismos de vez en cuando, si no todo el tiempo, hagamos lo mismo. Entonces ¿para qué escriben esos códigos que a todos nos ponen en la ilegalidad y si los cumpliéramos muchas cosas colapsarían?

No solo eso, construimos a un gran costo vías de doble carril (por ejemplo) para poder llegar rápido a lugares como un aeropuerto (sin ir más lejos, el de Medellín), pero en las partes donde la vía no ha colapsado ponemos un límite de velocidad que impide llegar allí en menos de una hora y media si cumpliéramos siquiera la mitad de las normas. El tránsito depende de que todo se haga mal para funcionar medianamente bien. Y bien puede ser esa la razón por la que las fotomultas no sirven sino para que unas empresas se enriquezcan y se recaude más por la municipalidad: porque no arreglan el problema ni lo atacan dado que no les conviene arreglarlo ni atacarlo (digo yo).

El otro problema que puse de ejemplo es la deserción. Nos preocupa y le dedicamos gente a pensar en soluciones a que los muchachos no abandonen sus carreras antes de terminar. Es una preocupación genuina. Sin embargo, en las universidades en general habrían un colapso si todos los que se matriculan en primer semestre ganaran todas las materias y pasaran frescos todos los niveles. La razón es sencilla: recursos. la cantidad de cursos, laboratorios, talleres, aulas, auditorios, bibliotecas, espacios deportivos y de recreación se tendría que duplicar para poder atender a estos exitosos estudiantes. Si de 80 que entran a una ingeniería en algunas universidades hubieran 80 cuando llegan  a un laboratorio avanzado, no habría recursos para atenderlos. El sistema depende de que a ese nivel avanzado lleguen 30 ó 40 y a veces menos. De los libros de cursos avanzados las bibliotecas conservan uno o dos ejemplares, tendríamos que tener 20; más mesas donde consultarlos, etc. Y adicionalmente tendríamos que tener más profesores bien preparados para atender los grupos adicionales; ese recurso humano es difícil de conseguir.

En cualquier caso, no es la norma para todo programa, pero muchos dependen de que a los últimos niveles llegue un número mucho menor del que entra. Eso suena cruel pero no estoy tratando de dorar la píldora. Quizá una de las razones por las que la deserción no se resuelve es porque el sistema depende de que exista. Y eso es contradictorio y disfuncional... pero no menos real.

¿Existirán muchas otras cosas que dependen de que algunas cosas se hagan mal para qué funcionen?

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