Habemus presidente candidato (de nuevo)

A los que tenemos ya como X años, debemos recordar, aunque solo remotamente, los día en que en Colombia había hípica. El Hipódromo de Techo era el escenario y las transmisiones de fútbol por la radio las interrumpian para transmitir las carreras de caballos. El "5 y 6" era una expresión tan coloquial y válida como hoy decir Baloto. En fin, lo menciono pues al final de la carrera hípica el locutir decía "en tierra derecha", realmente era "en tieeeeerrrrraaaa dereeecha!", para decir que llegaba la última recta de la carrera, donde ésta terminaba.

En tierra derecha es en lo que ha entrado el gobierno nacional. Voy, con todo el propósito, a evitar las letras mayúsculas, Gobierno no refleja lo que hay o ha habido desde hace un buen tiempo en Colombia, gobierno sí. Tenemos pues de nuevo un presidente candidato.Qué mamera. De nuevo un sector tratando de hacer ver como logros cosas que no lo son y que a veces lo son pero no del gobierno sino de otros. De hacer pasar como nacional lo local, de hacernos pensar que no hay vida más allá de ___ (llenar el espacio con el apellido del presidente de turno). Y otro sector que nos dice que todo es basura, que no hay soluciones y que no ha habido progreso de ningún tipo en ___ (llenar el espacio en blanco así: si Ud. es muy de izquierda escriba 500 años, si es de centro pero no santista escriba 80 años --puede ser santista pero por el lado de Eduardo Santos, si es uribista escriba 4 años, etc. etc.). 

Mi argumento es que ninguno tiene la razón. Algún progreso hay pero rara vez se debe al gobierno nacional o local, generalmente se debe a factores globales y a veces hay un avance pero solo para dar dos pasos atrás (no se puede ir atrás sino hay un adelante, como el problema de la educación en Medellín, la más educada solo es posible si se acepta que hay una menos educada y vamos hacia ella con los brazos abiertos). Y hay otros factores que simplemente se van dando porque quienes dirigen no logran ponerse de acuerdo en como pervertirlo para dañarlo (aún). 

Cuando eso pasa, cuando los de arriba no saben como apoderarse y corromper algo, ese algo funciona y el país avanza, cuando se dan cuenta cómo, se daña. Por ejemplo la salud mejoró algo con la Ley 100 (en cobertura por ejemplo), pero luego encontraron la manera no de mejorarla (que lo necesitaba) sino de corromper toda la estructura. Como resultado, la salud está en crisis, como hace decenas de años. Mismo caso de la educación en Antioquia la más educada: se hacen cosas que sobre el papel funcionan muy bien pero en la práctica no dan resultado alguno, al principio eso era una buena apuesta y había que hacerla y significó un progreso (dar valor a la educación) pero luego lo corrompen: no se evalúa, no se hacen correcciones, se hacen obras simplemente por hacerlas y figurar y engordar indicadores que no dicen nada y claro, avanzar la carrera política de alguien que usa la educación como otros usan la construcción de estadios.

Volviendo al presidente candidato, Santos ha hecho menos que poco. Y como "poco" es un término subjetivo entonces digamos épsilon, cuando épsilon tiende a cero, que suena muy objetivo. Diálogos de paz estancados de los que el país no está informado exactamente, seguridad que ha retrocedido (que lo digan en las comunas de Medellín), cero mejora en educación pública, una reforma tributaria que apretó a la clase media mientras la alta sigue tan rampante, perdón, campante; cien mil cajas de fósforos, perdón, casas gratis, que resuelven menos del 1% del problema habitacional y que nadie sabe qué va a pasar cuando las habiten (los huecos, las fisuras, los eternos problemas de convivencia, esos serán problemas para que los resuelvan otros). El Sena en manos de políticos, una pésima respuesta a la pérdida de mar en el Caribe, pésimo, pésimo, pésimo manejo de la inversión pública (toda la plata en el banco) que significan el peor de todos los manejos al problema del invierno; un oscuro y maloliente trato con las cortes y el congreso en la reforma a la justicia, las autopistas de la montaña convertidas en carreteras del medio desatraso, un TLC que no ha servido para nada, la producción industrial decayendo, en fin. 

Re-elegir o no re-elegir. He ahí el no dilema. Porque el dilema real es otro, a cualquiera que re-elijamos hará lo mismo con otras caras o si reelegimos seguirán las mismas patéticas caras que hoy vemos. El dilema real, digo, es ¿hasta cuando nos vamos a dejar manejar por una élite empoderada y corrupta que saquea hasta la menuda de la caja del puesto de salud más lejano del municipio más chiquito? 

Para entretenernos, el show: un presidente haciéndose pasar por estadista, una oposición que no hace bien su tarea y tiene un rabo de paja casi peor, en fin, un show mediático y cero soluciones estructurales. Nadie puede negar que da rabia a veces pero es como cuando nuestro equipo favorito pierde un partido, da rabia, pero habrá otro campeonato. El problema es que aquí el show tiene víctimas reales, todos los que no salen de la pobreza, todos los que mueren por la falta de seguridad o de salud; esas son personas reales. 

El dilema en últimas es pues, ¿participamos distinto para cambiar realmente las cosas o nos limitamos a vivir en la periferia observando el show? el dilema no es la re-elección; eso es solo un reality de mala calidad, para renovarlo presione Santos, para cambiarlo por el siguiente presione Santos de nuevo.

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