La Justicia colombiana, nada que celebrar

Esta semana supongo que mucha gente estaba celebrando, mientras oían la lectura de la sentencia contra Andrés Felipe Arias. Debo tener algún botón equivocado en la cabeza porque cada que veo algo así, dentro de mí algo se revuelve. En Masa y Poder,  Elías Canetti,  analiza el comportamiento de las masas y en alguna parte de mi mente al ver una masa dirigirse contra algo (en la imaginación de la masa las personas son un algo, no seres humanos, de ahí que linchar no es matar sino eliminar un algo dañino) yo mismo me quiero salir de ahí. Ese es el caso. El  Espectador en su editorial y un antiuribista casi profesional, Felipe Zuleta, por mencionar solo dos, han puntualizado mejor que yo el despropósito del tamaño de la condena. Baste decir que en Colombia hay presos por homicidios que pagan menos cárcel.

Y hay gente que anda libre luego de asesinar y torturar o pagan con casa por cárcel crímenes mucho más graves. No hace mucho recordamos que los asesinos de Andrés Escobar no pagaron casi cárcel; sabemos que los autores del mayor desfalco público, el robo de los Nule, están presos pero sus condenas llegarán si acaso a la mitad de la de Arias a pesar de que las cuantías de los robos son mayores. Eso por mencionar unos pocos casos. La Fiscalía es un ente corrupto y burocrático que no es garante de justicia. Los jueces están igual o peor.

Sobre la Fiscalía va este ejemplo más. Durante meses inició una investigación para procesar por los delitos a que hubiera lugar a los responsables de la muerte de 12 personas en Space y los daños económicos productos de este desastre. Esos meses sirvieron para que cuando se les preguntaba desde algunos entes de control, la Defensoría del Pueblo, dijeran que no había pruebas. (Un edificio en el piso no es prueba, doce cadáveres no son prueba.) Y luego de insistir en la obviedad de las pruebas por fín hicieron la solicitud de audiencia para imputación de cargos. Pusieron el folio como uno  de un fajo de miles de papeles. Se llevó un mes la Defensoría para que lo encontraran y por fin la programaran. Y luego de imputados los cargos contra varias personas por esos hechos, adivinen qué, no han movido un dedo.

Así que ver unas condenas y unas investigaciones VIP que van a toda y otras que mueren, no da pie a pensar que las que avanzaron fueron buenas. Para mi son tan injustas como las que han dejado morir en un escritorio. La Fiscalía es un nido de corrupción que nadie se atreve a tocar porque tiene los dientes de la justicia; no los tiene, son los dientes de la justicia. Los jueces, vale decir, los magistrados de altas cortes, no lo hacen mal tampoco.  Nuestra justicia es solo un renglón más del aparato de poder del que unos pocos se apoderan para servir a sus propósitos y que se compra y se vende o se usa en favor o en contra como una herramienta más del poder. Es ese tipo de cosas el que  no nos deja avanzar como nación.

La Masa como queda claro para mi luego de leer a Canetti no es un ente de justicia. El linchamiento público solo sirve para dejarle a las masas el sabor de que hicieron algo, de que pueden. Yo por mi parte cada que me siento parte de una masa, como puedo, me salgo. Claro, a veces uno está tan metido que ni cuenta se da. Pero lo otro que inevitablemente termina pasando es que tenga que terminar defendiendo lo que no tiene defensa, aparentando defender a quienes han cometido faltas tan graves como las de Arias. Así sea, con tal de no ser parte de la turba que lincha sin juicio y de no cohonestar con la corrupción y politización de la justicia que absuelve amigos y condena enemigos.

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