Estudiar para Ser Arquero

"Voy a estudiar para ser arquero", era lo que solía contestar cuando estaba niño a quienes me preguntaban que qué quería ser cuando estuviera grande. Me parece que era una aspiración honesta, el arquero es una figura imprescindible en los equipos... quería ser imprescindible. Creo que hoy no tanto, no me atrevo a decir que no del todo. Racionalmente, no, gracias, no quiero ser imprescindible; pero los hilos que mueven nuestras acciones, sueños y fracasos, así como los lugares a los que nos movemos, no son siempre transparentes ni aun para nosotros, así que quizá todavía, en el fondo de alguna parte, todavía, digo, quiero estudiar para ser arquero. Según un humorista local, le preguntaron a Gabriel Ochoa Uribe, director técnico de fútbol célebre, cuáles eran sus consejos para los técnicos jóvenes. Eran tres y me acuerdo de dos. Uno, no tomar yogures vencidos y dos, nunca jugar sin arquero. Lo cual es un refuerzo a mi idea infantil de ser arquero.

Muchos años más adelante, ojalá fueran menos, le hice la misma pregunta a un hijo,

- ¿Qué quieres ser cuando estés grande?
- Un experto -- me contestó.

Digno heredero. Cada que hay un problema o mencionan una necesidad apremiante e importante se cita a "un experto", de esa forma incluso sale en las noticias. Así que la profesión de experto debería ser muy tenida en cuenta. Un experto es alguien necesitado, requerido, importante... debajo de aquello hay lo mismo del sueño de ser arquero. 

En la vida mis únicos 15 minutos de fama que me dejaron realmente satisfecho los viví en la escuela, La Concentración Escolar Jorge Robledo de Manizales. Estaba en 4o. de primaría y las clases de educación física eran simplemente tirar una pelota (una real, no al muchacho más ñoño -- que quizá hubiera sido yo y por eso lo aclaro) al piso y patearla sin parar de un lado para otro, hasta que se cumplieran dos horas de clase. Debo aclarar que mi escuela era oficial... y debo decir que, aunque no todo era así, las clases de música eran simplemente ponernos a cantar delante de los compañeros ante la ausencia de conocimientos musicales de mis profesores. Yo siempre cantaba una canción de Nino Bravo, siempre la misma, porque era la única que me sabia de memoria. Nunca he podido aprender cosas largas de memoria. En fin, las clases de arte eran simplemente "haga un obra manual en casa y la trae". Por supuesto, uno iba donde la mamá, que hacía algo y uno sacaba cinco (sobre cinco) con la obra prestada.  Las únicas dos veces que no hice eso saqué dos, sobre cinco. Una vez porque hice la mejor obra del mundo: un cuaderno de 20 páginas en el que a lado y lado pegué obras de origami hechas por mi mismo. Las hice de papel de colores (de regalo). Uhm! dos. Para otra ocasión hice una cancha de fútbol que se hacía en una tabla a la que se le clavaban puntillas que eran los jugadores y con cuerdas se simulaban las bandas, etc. Uno jugaba con paletas de bombón con una canica. Le puse mi mejor empeño, y saqué dos. De ahí en adelante, decidí darme por vencido con el Sistema y dejé que mi mamá me ayudara, es decir, hiciera la obra.

En todo caso, volviendo al cuento, en ese año, el profesor resultó un innovador. Nos dividió en equipos. Equipos con un número definido de jugadores, no dos bandos con N dividido por dos, donde N era el número de estudiantes presentes en clase. No, equipos. Y luego debíamos jugar como equipo contra otro equipo. Créanme, eso no se había visto jamás en la escuela. En fin, en alguno de esos partidos y dado que no había la usual congestión de jugadores me quedó una pelota (de nuevo, una de verdad) y disparé al arco, un tiro de media altura que fue gol. Ahí iniciaron los 15 minutos de fama a que tenía derecho.

En el siguiente partido, ya me tenían "referenciado". Mejor dicho había otro niño dispuesto a que yo no tocara la pelota (no aclaro más). Y por supuesto, casi no la toqué. Sin embargo, debo decir, jugué mejor que el día del gol. Lo que hice fueron dos o tres pases que terminaron en gol... pero ahí aprendí que la gente se acuerda del que hace el gol, no del que hace el pase. De inmediato pasé al olvido, se acabaron los 15 minutos. Y esos 15 minutos no fueron como arquero no siempre se es conocido por aquello en lo que sobresale o a veces se sobresale por lo que uno no es, la fama... tema para otro escrito.

En todo caso, uno quiere hacer algo, contribuir, ser imprescindible. La mayoría de nosotros terminamos dentro del Sistema, tratando de contribuir desde lo que sabemos y podemos. En el mejor de los casos sin que otro sea el que haga las cosas, sin hacer trampa, haciendo los pases y tapando. Algunos hacen los goles y los equipos ganan. Euforia total. Solo que los equipos deben jugar muchos partidos y alguien tiene que hacer los malditos pases y cuidar que el contrario no los haga. Y a veces se pierde y la gente que hoy te da los 15 minutos de fama te vuelve el villano por media hora; pero aún eso pasa.... hay que insistir en hacer pases y si se puede, hacer un gol de vez en cuando, sin tomárselo muy a pecho. Y a veces jugar mama, es bueno entonces, dejar a un lado la pelota e irse mirar estrellas a otro lado, solo, sin equipo. A soñar con ser arquero o con el arquero que hubiéramos sido si hubieran escuelas para arqueros y si no fuera porque uno mide 1.66 mts. y pesa 56 kgs., y así no se es muy buen arquero por más que se joda para lograrlo. 

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