Teléfonos brutos

El problema con los teléfonos inteligentes es que no son muy inteligentes. Por un lado no es que te aumenten automáticamente el tipo de mensajes que quieres recibir, los de personas de quienes quisieras saber más o que dicen cosas que quieres escuchar y que quisieras que te las dijeran digamos diez veces al día. Tampoco aumentan de inmediato la inteligencia de quienes nos escriben; la gente sigue escribiendo los mismos mensajes de siempre, con las mismas noticias y comentarios e incluso puede que notoriamente más tontos y peor escritos, con la única diferencia de que uno los recibe más rápido. La pregunta es  ¿para qué llegar más rápido a un mensaje tonto? es como acelerar un carro para meterse más rápido en la congestión del tráfico. 

Por otro lado, tampoco es que un teléfono inteligente te haga conocer personas nuevas y más inteligentes que te escriban los mensajes inteligentes que un teléfono así merece... en realidad, sigues conociendo la misma gente, no tienes nuevos amigos por efecto de la inteligencia del teléfono y los actuales en realidad no cambian mucho tampoco, a veces empeoran porque también consiguen uno de esos y las consecuencias no las puedes predecir.

Puedes enviar miles de mensajes de texto, eso sí, estar al día en lo que dicen tus contactos en redes sociales,  pero eso en realidad  solo va a significar que te pasas con la cabeza gacha mucho tiempo y los dedos empiezan a adoptar una posición de garra un poco preocupante. En cuanto a lo que escribes y te escriben, será lo mismo. Nuestra vida (llamémoslo, nuestro volumen neto de vida) no aumenta por el teléfono y con frecuencia se empobrece o disminuye por efecto de tener por ejemplo mensajes de trabajo en la palma de la mano, antes siquiera de llegar al trabajo. De todas formas, eso que te dicen o dices, si no te lo hubieran contado o no lo hubieras comentado, probablemente nada cambiaría, estarían igual tú y tus amigos, no habría importado. Si fuera importante igual te lo escribirían en un mensaje de correo normal o te llamarían o mejor aún, te buscarían personalmente para decírtelo. 

Lo que sí hace un teléfono inteligente es aumentar la ansiedad. Mi experiencia reciente me muestra que eso no tiene mucho de bueno; vacía de contenido y valor comunicaciones más valiosas y te llena de expectativa sobre estar al lado de alguien de quien en realidad estás lejos y, por más "chat" que le hagas, no hay forma de compartirle los momentos y tampoco hay forma de tener a esa persona al lado por ese medio. Eso finalmente se agota un poco si se queda ahí y queda solo la ansiedad de digitar palabras sin mucho contenido y que olvidas con rapidez. Quizá ayuda a tener esa sensación de que no estás del todo solo, es una forma de tener contacto con el mundo y en eso tiene un valor. Pero aun un chat debería tener un interés y no impedirnos mirar hacia el cielo, ver las nubes, los pájaros, las cosas. O mirar al piso directamente para no tropezarnos... finalmente el teléfono inteligente es algo que está entre nuestros ojos y la tierra y a veces no vemos por donde caminamos o por encima de qué pasamos por mirarlo. 

Por supuesto, hay que tener un teléfono inteligente... tengo tres para ser exactos. Las razones para tener tantos no vienen a cuento, en realidad. Y debo confesar que me gustan los juegos y los juguetes que traen. GPS, muy bien. Creo que lo he usado dos veces en tres años, pero es espectacular. Los contactos, el uso de la red, poder ver vídeos, etc. etc. magnífico. Tener en la mano juegos que te ayudan a matar dos minutos aquí o allá, bien. Poder enviar ese correo que se nos olvidó, estupendo. Poderlos usar de modem del computador cuando no tenemos red, de lo mejor. Y finalmente están las llamadas, obvio. Lo malo, en cuanto a tecnología, está la batería que nos vuelve medios esclavos de un cable y un enchufe y en que más frecuente de lo que uno quiere, no hay red donde uno está. Ni siquiera la de los celulares.

Pero el "cling" de "tienes un mensaje" o "alguien puso algo en facebook", generalmente solo anuncian un enunciado más sin contenido alguno que pasa directamente a tu cerebro y no deja nada, se disipa. Y un mensaje tuyo termina en algunas respuestas que también velozmente se transforman en algo que no tiene nada que ver con lo que dijiste y sa idea de que tu idea era muy buena se queda sin discusión alguna, nadie te aporta nada al respecto y la profundidad en lugar de aumentar con cada comentario, disminuye hasta desaparecer. Te vas donde un amigo de verdad para poder profundizar en ello porque por ninguno de esos métodos eso se logra.

El teléfono inteligente en realidad solo trae a la vida una decisión inteligente, ¿cuándo lo dejo a un lado y pienso en otra cosa? una decisión que uno debe tomar varias veces al día y no es fácil. 

Comments

Esta muy bueno el texto, es toda una realidad, pues tanta tecnologia, que ademas nos gusta tanto, tambien a muchos perjudica...

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