El mejor colombiano de la historia.

Que Álvaro Uribe sea elegido algo así como el colombiano más destacado de la historia, y con un amplio margen, debe llamarnos la atención. Y esto por varias razones. De un lado el asunto histórico. Sinceramente sabemos tan poco de nuestro pasado que pensamos que Álvaro Uribe es quien ha hecho lo más memorable de nuestra historia (?) Y puede ser que en 30 años lleguemos a esa conclusión, no se puede descartar. Pero con certeza es muy pronto para ello. Las obras y legado de una persona son realmente importantes con el paso del tiempo. Newton seguramente al final de su carrera no era la persona más famosa o querida, para empezar no parece que fuera la mejor persona y sus últimos años los dedicó más a la teología que a la Física. Igual puede decirse de un sinnúmero de personas, muchas que murieron en el olvido y que fue mucho después que tuvieron reconocimiento, seguro quien lea tiene ejemplos. En alguna ciudad hay un barrio Diana Turbay que conmemora la muerte injusta de esta persona pero francamente en estos pocos años que han pasado ya pocos adivinan de quien realmente se trata o qué hizo. Uno puede pensar en numerosas personas que en este país han dejado un legado histórico mucho más importante que Diana Turbay.

Por otra parte, la tontería de poner una votación en Internet. Cualquier cosa que se ponga a votación por este medio termina en resultados impredecibles. Que Medellín sea la ciudad más innovadora por encima de New York, seamos francos y dejemos el patrioterismo a un lado, se debe más a que en New York la gente tiene cosas mejores que hacer que ponerse a votar una y otra vez por su ciudad para este premio. Es más, probablemente a nadie en New York le importa ser o no ser la ciudad más innovadora y que dos instituciones de dudoso prestigio como el Citibank o el Wall Street Journal (uno de los periódicos más sectáreos en Estados Unidos) les den una placa que nadie sabría donde poner ni en razón de qué. 

Con frecuencia salen votaciones para la mejor película, la mejor canción o cualquier otra cosa. Nunca resultan elegidas las obras o cosas que los expertos realmente consideran las mejores. Al final es claro que lo que gana es lo que resulta más popular entre la gente que tiene el tiempo para ponerse a votar y volver a votar porque técnicamente es muy difícil garantizar que una persona deposita un solo voto y nada más. Así que cualquier desocupado puede votar 50 veces por algo que entienda que es lo mejor.  Esta no es la excepción. A quienes descreen de la elección de Álvaro Uribe por Internet deben a su vez descreer de que  efectivamente Medellín sea la más innovadora del mundo o que la mejor película de la historia sea Vértigo (con todo y lo que personalmente la admiro), lo que sí no es viable es descreer de unas votaciones sí y de otras no.

Lo realmente preocupante es el primer punto, que nuestro sistema educativo no deje una reflexión de nuestra historia con tal peso que logremos, aparte de los calores de las discusiones políticas de último minuto, decir con criterio que Eduardo Santos, López Pumarejo o Gabriel García Márquez son más importantes en nuestra historia que Álvaro Uribe. Si esta elección hubiera sido en 1970 a lo mejor ganaba Rojas Pinilla, alguien a quien hoy la gente reconoce más como un pariente remoto de un Alcalde y un Congresista ladrones que otra cosa. Y en 30 años quizá la votación sea por el ex-presidente Santos, hay que confiar en que tendremos mejores cátedras de historia y más conocimiento para votar y menos tiempo disponible para no irnos de computador en computador votando por un personaje de último segundo a quien seguimos ciegamente sin pensar críticamente lo que habla.






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