Carta en El Espectador


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Sr. Director,
El día 12 de octubre estaba en compañía de amigos y familia en la celebración de mi cumpleaños. Cuando una torre del edificio en el que estábamos se derrumbó no solo cayeron los bloques y el concreto, se derrumbó nuestra estabilidad, nuestros ahorros y nuestra confianza. Ya la prensa ha informado al país sobre este tema. Sin embargo, si me permiten, les insistiría en el tercero; no porque los otros no importen, de hecho son los que más me afectan en lo personal, pero creo que la reflexión no se ha hecho sobre el último y es lo que quisiera propiciar.
No creo estar muy lejos de la realidad si digo que para la gran mayoría de los colombianos, quien compra una vivienda está haciendo la inversión de su vida. Ahí centra sus esfuerzos económicos y su futuro, además del peso emocional de tener un techo. Así que uno compra basado en un sistema en el que el comprador mira comodidad, ubicación de la vivienda, acabados, facilidades de pago, área, etc. Uno jamás se pregunta si ese edificio se caerá. Quienes compramos en SPACE veíamos unas torres normales como tantas otras, nos fijamos en la piscina y cosas por el estilo. Nunca nos fuimos a ver el diseño estructural o la calidad del cemento o el concreto. No nos metimos a preguntar sobre el estudio de suelos o el tipo de columna usado ni las técnicas de construcción usadas.
Hoy le diría a quienes tienen sus ahorros y están a punto de comprar, que esperen. Que se aseguren de que están comprando una vivienda de buena calidad, en todos los aspectos. Si eso significa dos meses más de indagación, qué importa. Esperen e indaguen. Y lo digo porque las fallas evidentes en nuestro sector de la construcción son demasiado obvias para ignorarlas: curadurías que no hacen su papel adecuadamente, un estado negligente (a través de todos sus niveles de gobierno) en el control urbanístico y que deja a las constructoras hacer obras casi sin interventoría, unos "aviones" que viven de ahorrar dinero a las constructoras reduciendo especificaciones y aumentando el riesgo. Y finalmente hasta ingenieros civiles que parecen tener carencias fundamentales de formación que les permiten afirmar que una obra es segura cuando hay fallas evidentes.

Nuestro sistema de construcción de obras y el sector de la construcción, incluyendo normas y procedimientos, ha caido al piso como cayó este edificio en Medellín. La pregunta es ¿está el Congreso en disposición de ajustar normas y leyes? ¿está un Gobierno en campaña dispuesto a hacer su tarea a fondo? la pregunta no es trivial, la construcción afecta bancos, empleo, seguros, grandes compañías que ponen muchos millones en campañas de todo tipo. Hará CAMACOL, las cementeras, las siderúrgicas que proveen el hierro y acero para las obras, los bancos y las aseguradoras algo para restaurar la confianza? o se quedarán cruzadas de brazos esperando que se nos olvide a todos lo que pasó para continuar con obras y proyectos y sistemas que han mostrado sus fallas estructurales profundas?

Nelson Vanegas

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